Es ya un referente y una parada turística imprescindible en Palma
Su decoración se ha mantenido prácticamente intacta desde sus orígenes y en sus paredes se pueden ver todavía colgados retratos de parroquianos que ellos mismos fueron cediendo al propio bar.
Normalmente se encuentra muy saturado cualquier día de la semana (abre todos los días), ya que aparece en la mayor parte de las guías turísticas de Palma. A pesar de la afluencia de turistas procedentes de todas las partes de mundo, la experiencia merece la pena.